José María Laso
Prieto
«El Marxismo
y su historia»
Revista Nuestra Bandera (Revista teórica y política del PCE)n 116. (pág.
54-59),
Enero-Febrero 1983; Madrid
Texto preparado para su edición electrónica
por Carlos Glz. Penalva
El
14 de marzo de 1983 se conmemora el centenario de la muerte de Carlos
Marx. Con tal motivo están previstas, tanto nacional como internacionalmente,
toda una serie de actividades conmemorativas acerca de la vida y la
obra de una de las figuras más relevantes de la Humanidad.
En tal sentido, si es obligado rendir el correspondiente tributo de
homenaje al impulso ético que incitó a Marx a unirse
a quienes luchaban contratoda forma de opresión, no es menos
necesario referirse a su obra científica y a las consecuencias
históricas que de ella se derivaron. De hecho, se sea o no
marxista, nadie puede hoy negar racionalmente que la obra de Marx
ha constituido uno de los factores decisivos para configurar nuestra
época. Por otra parte, siendo fundamental la aportación
de Marx y Engels, el marxismo no se agota en sus clásicos.
En casi siglo y medio de su desarrollo se han acumulado diversos trabajos
-de muy desigual calidad- de quienes se adscriben al marxismo como
concepción filosófica, política o económica
y utilizan su metodología. Cuantitativamente, tales trabajos
revisten tal amplitud que hacen casi imposible su conocimiento completo
en el lapso de una vida humana. De ahí la proliferación
de obras que pretenden servir de introducciones, manuales, compendios,
antologías, etc., del marxismo. Desgraciadamente, no son muy
numerosas las que alcanzan a compaginar adecuadamente la calidad pedagógica
con el rigor teórico. Muchas, incluso, son meros catecismos
que esquematizan al marxismo haciéndole perder toda su savia
creadora.
Aunque es obvio que nada puede reemplazar a la lectura directa de
los clásicos del marxismo o a la de los textos de algunos de
sus continuadores más cualificados, no es menos cierto que
una adecuada historia del marxismo puede ser de gran utilidad. Y no
sólo para los que se inician en su conocimiento, sino también
para quienes habiendo ya sedimentado su asimilación de determinadas
áreas del marxismo, necesitan sistematizarlas en el marco global
de su desarrollo. Por ello debemos congratularnos de que la editorial
Bruguera -en su colección Pensadores y Temas de Hoy- se haya
decidido a publicar la "Historia del marxismo", editada
ya en Italia, a partir de 1978, por la prestigiosa editorial Einaudi,
de Turín (1). Esta obra, en
la que se aborda por primera vez de una manera amplia y exhaustiva
el desarrollo del pensamiento marxista en relación con la historia
del movimiento obrero, ha sido dirigida por Eric J. Hobsdawn, Georges
Haupt, Franz Marek, Ernesto Ragioneri, Vittorio Strada y Corrado Vivanti,
con la colaboración de numerosos especialistas. De los doce
volúmenes con que va a contar la obra, han aparecido ya seis
en España. Los dos primeros están dedicados al marxismo
en tiempos de Marx, los cuatro restantes al marxismo en la época
de la II Internacional. Los seis volúmenes por aparecer tratarán
del marxismo en la época de la III Internacional y del marxismo
hoy.
La edición de Bruguera no constituye el primer intento de
publicar en España una historia sistemática del marxismo.
El primero data ya de 1977, en que se publicó la "Historia
del marxismo" de Predarg Vranicki (2).
Se trataba de una obra en dos amplios y gruesos volúmenes que
formaban parte de la colección Agora de Ediciones Sígueme.
Constituye una obra bien traducida y presentada, que tiene el interés
suplementario de representar el punto de vista del grupo de marxistas
yugoslavos aglutinados en torno a la desaparecida revista "Praxis".
Además de una interesante introducción, dedicada a los
presupuestos históricos y culturales del marxismo, la obra
de Vranicki se divide en las siguientes partes: I) Karl Marx y Friedrich
Engels. II) El marxismo en el período de la I y II Internacional.
III) Vladimir Ilich Lenin. IV) El marxismo en el período de
la III Internacional. V) El marxismo hoy. Esta última parte
es particularmente interesante y se subdivide en tres secciones: 1)
El marxismo en los países del "campo socialista".
2) China y el marxismo. 3) El marxismo en los países capitalistas
desarrollados: Alemania Occidental, Francia, Italia, Inglaterra y
América. No se comprende muy bien por qué Vranicki ha
incluido en esta sección un capítulo dedicado al marxismo
yugoslavo; empero, su amplia documentación sobre el tema compensa
suficientemente tan discutible clasificación. Una conclusión,
un completo índice de nombres y una amplia bibliografía
complementan esta interesante obra. Desde el punto de vista crítico,
coincidimos con los editores españoles de la obra en considerar
que su mayor defecto estriba en que Vranicki, atento a las grandes
líneas de la evolución internacional del marxismo, no
aborda su estudio en dos zonas decisivas para nosotros, como son España
y Latinoamérica (excepto Cuba).
Otro intento, éste frustrado por el cese de actividades de
la editorial Avance, de Barcelona, es la "Historia del marxismo
contemporáneo" (3). La
obra constaba de cuatro voluminosos tomos y fue publicada -bajo la
dirección de Aldo Nanardo-, a partir de 1974, por el Instituto
Giangiacomo Feltrinelli en su editorial homónima de Milán.
Lamentablemente, en la versión castellana sólo apareció
el primer tomo. Este se hallaba dedicado al tema de la socialdemocracia
y la II Internacional. Obviamente, al no tratarse de una historia
general del marxismo, sino exclusivamente del marxismo contemporáneo,
no se planteaba el estudio de la obra de los clásicos ni el
de sus discípulos más inmediatos. Por ello comienza
por un análisis del pensamiento y de la obra de Kautsky. De
hecho, casi la mitad del volumen está dedicado a Kautsky y
a Berstein. Con menor extensión incluye también trabajos
críticos sobre la obra económica de Conrad Schmidt y
Rudolf Hilferding, así como sobre el problema de las nacionalidades
del pensamiento de Otto Bauer. Asimismo se insertan trabajos sobre
la relación entre marxismo y neokantismo y acerca del pensamiento
de los destacados socialdemócratas Renner, Lafargue y Jaurés.
Particularmente interesantes son los dos trabajos que V. Gerratana
dedica al marxismo abierto de Antonio Labriola. Completan el volumen
trabajos no menos útiles sobre el marxismo anglosajón
en figuras poco conocidas -salvo en sus países de origen- del
dirigente británico Hyndman y el sindicalista norteamericano
Daniel de León. La perspectiva metodológica de esta
obra es la de considerar que los trabajos de historia del marxismo
no deben presentarse únicamente, y de manera unilateral, como
reconstrucciones sintéticas de conjunto o en forma de monografías
limitadas a momentos o figuras particulares, sino que es posible dar
cuenta del marxismo a la vez en el aspecto teórico, es decir,
en lo que hace referencia a su esencia o sus principios, como se pretende
hacer en las reconstrucciones sintéticas, al mismo tiempo que
en su determinación y diversidad concretas, como suele hacerse
en las monografías. De ahí que la obra -producto de
la contribución de numerosos investigadores- intente ser una
reconstrucción de conjunto, pero no de tipo genérico,
sino concreto, una especie de compendio o manual analítico
de historia del marxismo.
Concepción y método de la obra
En el prólogo que sirve de introducción a la obra editada
por Bruguera, el gran historiador británico Hobsbawn expone
la concepción y método que ha guiado a los diversos
especialistas que en ella participan. A su juicio, una historia del
marxismo semejante no existe hoy, por lo menos en Occidente. En ese
sentido, la más parecida sería la "Historia del
pensamiento socialista" de G. D. H.Cole (4);
empero, ésta -al incluir a diversos pensadores premarxistas
o antimarxistas- sobrepasa al marxismo y su interés analítico
es limitado. Por otra parte, en las últimas décadas
se han elaborado diversos trabajos sobre distintos aspectos de la
teoría y la historia marxistas que proporcionan una gran masa
de material para la ulterior síntesis. Precisamente esa síntesis
constituye el objetivo explícito de tal "Historia del
marxismo". Sin embargo, para Hobsbawn, el marxismo no es sólo
la corriente teórica que en la historia del mundo moderno ha
tenido mayor influencia práctica -y más profundas raíces
prácticas-, sino que es también un método para
interpretar el mundo y para transformarlo. Por ello, su historia no
puede ser sólo la historia de lo que los marxistas han pensado,
escrito y discutido, sino que ha de ser asimismo la historia que analice
los movimientos inspirados por las ideas de Marx. Lógicamente,
esa historia comprende tanto al sector del movimiento obrero internacional
vinculado al marxismo -incluyendo a las organizaciones meramente reformistas-
como a las revoluciones en las que los marxistas han intervenido y
a las tentativas de construir sociedades socialistas realizadas por
marxistas que se han encontrado en una posición que permitía
tales intentos. En consecuencia, como el campo teórico de los
análisis marxistas y la influencia práctica del marxismo
han afectado a casi todos los campos del pensamiento y de la actividad
humanas, el alcance de esa historia del marxismo tiene que ser forzosamente
muy amplio.
Ante la amplitud y complejidad de la tarea que tenía que afrontar,
el equipo dirigido por Hobsbawn consideró oportuno esquematizar
los principios en que basó su actuación:
a) La historia del marxismo no puede considerarse concluida, porque
el marxismo es una estructura de pensamiento todavía viva y
porque su continuidad ha sido sustancialmente ininterrumpida desde
los tiempos de Marx y Engels.
b) El objeto de esta Historia no es un único marxismo específico,
un "verdadero" marxismo contrapuesto a otros marxismos falsos
o desviacionistas. Como principio, en ella se incluyen todas las estructuras
de pensamiento que se declaran derivadas de Marx o influidas por sus
escritos. Empero ello no implica una posición agnóstica
respecto a lo que es marxista o lo que no lo es, y menos aún
respecto a lo que el mismo Marx quería realmente decir o a
las interpretaciones más o menos correctas de su pensamiento
por los marxistas posteriores. De todos modos, pertenecen a la historia
del marxismo incluso aquellas interpretaciones cuya incorrección
fuera demostrable. El criterio, para sustentar tal tesis, es el de
que el marxismo posee una unicidad que le confieren tanto el coherente
cuerpo teórico elaborado por Marx, y los problemas prácticos
que esperaba resolver por medio de tal cuerpo -por ejemplo, los de
la revolución y la transición a la sociedad socialista-,
como la continuidad histórica de los principales grupos organizados
de marxistas, todos los cuales pueden "colocarse", por así
decirlo, en un árbol genealógico cuyo tronco estaría
representado por las organizaciones socialciemócratas de los
últimos años de la vida de Engels. Empero se trata de
una "unidad en la diversidad", que no se basa en un acuerdo
teórico y político, sino en objetivos comunes -como
"el socialismo"- y sobre todo en la adhesión común,
en línea de principio, a un cuerpo doctrinario derivado de
los, escritos de Marx y Engels, con independencia de los añadidos
o modificaciones aportadas a los mismos. De hecho, ni hoy ni en el
pasado hay un solo marxismo, sino muchos marxismos inmersos, como
es sabido, en ásperas polémicas internas en las que
unos llegan a negarles a los otros el derecho a declararse tales.
Por ello, no se pretende decidir sobre la validez de sus respectivas
pretensiones, a no ser en un sentido exclusivamente técnico
o concreto.
c) En consecuencia, una historia colectiva del marxismo deberá
elaborarse por autores con opiniones distintas respecto a las facetas
teóricas del análisis marxista o a sus consecuencias
políticas. Sin embargo, por diversos motivos, es difícil
que autores cuyas opiniones se sitúen en extremos muy opuestos
puedan participar en tal proyecto. Así es improbable que quien
rechaza la teoría o los objetivos de Marx -o considera al marxismo
como una teología dogmática- pueda aportar una contribución
útil a su historiografía. Queda, no obstante, una amplia
gama de posibilidades, inconcebible hace unas décadas, que
permite una concordancia desde la diversidad y hace posible una historia
del marxismo que sea algo más que una simple superposición
de opiniones divergentes.
En cuanto al modo de afrontar el tema, Hobsbawn y su equipo también
han explicitado sus principios
I) El pensamiento y la práctica de Marx,
y de los marxistas posteriores, son un producto de su tiempo y tienen
de permanente lo que poseen de validez intelectual y de conquistas
prácticas. Por 1o tanto,. deben analizarse insertos en las
condiciones históricas en que fueron formulados y teniendo
también en cuenta la situación en que se encontraron
los marxistas al actuar, los problemas que se derivaron de ella y
la combinación específica de materiales intelectuales
con que construyeron sus ideas.
II) Como producto de una situación histórica
específica, el marxismo se desarrolló y se modificó,
inevitablemente, como consecuencia de transformaciones históricas
más amplias, del cambio de las circunstancias, del descubrimiento
de nuevos datos, de las lecciones de la experiencia, por no hablar
de los cambios sobrevenidos en la periferia intelectual del propio
marxismo. Según Hobsbawn, esto es válido para la teoría
y la estrategia del marxismo, pero no implica necesariamente una transformación
sustancial de ambas, aun cuando hubo marxistas, como los revisionistas
bersteinianos, según los cuales tal transformación debía
producirse. El mismo pensamiento de Marx se desarrolló en esta
dirección, por ejemplo, entre 1840 y 1860, y la ulterior evolución
del marxismo se debe en gran medida a los intentos de integrar problemas
teóricos y prácticos que poco a poco iban naciendo de
las nuevas situaciones históricas o de contingencias para los
que los escritos de Marx y Engels no proporcionaban indicaciones específicas
o proporcionaban indicaciones excesivamente genéricas. De esos
cambios, Hobsbawn cita los siguientes: el desarrolllo del capitalismo
mundial, con el desarrollo de nuevas etapas del mismo; la difusión
geográfica del marxismo y de sus movimientos organizados; las
revoluciones victoriosas que por vez primera colocaron a los marxistas
frente a los problemas de la organización estatal y de la construcción
del socialismo; el esquema desigual y divergente (o tal vez convergente)
del desarrollo a nivel mundial que reúne en sí todos
los cambios mencionados.
Como los cambios del marxismo y su contexto han tenido lugar en un
proceso histórico, lógicamente su análisis requiere
una adecuada periodización; Hobsbawn y su equipo han adoptado
la que a continuación sintetizamos:
1) Antes de 1848-1850: Es el período de los
orígenes del socialismo y de la formación del pensamiento
de Marx. Coincide con la de la primera gran crisis del primer capitalismo
industrial: años 30 y 40 del siglo XIX.
2) 1850-1875-1883: Es el período clásico
del desarrollo capitalista en el siglo XIX: rápida evolución
de un sistema mundial de capitalismo liberal, cuyo centro era la Gran
Bretaña, y las primeras fases de un gran desarrollo industrial
en los más importantes países "desarrollados"
de Occidente. Se constituye así un sistema internacional de
Estados capitalistas y nace el movimiento obrero en Europa y los EE.
U U. con su expresión organizativa en la ¡internacional.
3) 1883-1914: Período del marxismo desarrollado,
sobre todo por los teóricos y partidos de la II Internacional.
Es el período de la gran depresión y de las tensiones
que se extienden de 1873 a 1896. De él emerge una nueva fase
del capitalismo -el imperialismo-, con nuevas características
tecnológicas, económicas, sociales y políticas
y, por consiguiente, con nuevas perspectivas estratégicas que
los marxistas se esfuerzan por integrar en su análisis a partir
de la década del 90. Por ello entonces -como en la actualidad-
se hablaba ya de "crisis del marxismo".
4) 1914-1949: No olvidando dos importantes subdivisiones,
marcadas por la gran crisis económica 1929-1933 y por la segunda
guerra mundial, es el período del marxismo de la III Internacional,
que se extiende de la Revolución de octubre a la revolución
china. Se trata del periodo de la crisis general del capitalismo (guerra,
revoluciones, colapso económico, fascismo, guerra), de la Revolución
de octubre, que crea el primer país socialista, y de la difusión
de los movimientos marxistas en el mundo colonial y semicolonial,
como elemento de la revolución en el Tercer Mundo.
5) De 1949 en adelante: Es el período del
marxismo policéntrico -según lo definió Togliatti-,
primero de hecho y luego aceptado como tal; se trata del período
de la primera estabilización general y duradera del capitalismo
internacional desde 1914. Y también es el período en
que triunfa la revolución antiimperialista del Tercer Mundo,
triunfo que adopta la forma de una descolonización política
general y de un triunfo parcial de la revolución social, cuyo
vértice más avanzado es la constitución de varios
Estados socialistas. A su vez, la culminación de la revolución
china es su resultado más significativo. Además, es
el período en que se constituye el "campo socialista"
hegemonizado por la Unión Soviética. La URSS pasa a
ser la segunda gran potencia en un sistema internacional basado en
la rivalidad bipolar. La variedad y complejidad de estos desarrollos
hacen muy difícil un examen coherente del período. Se
le puede considerar como una etapa en la que se complementan una gran
expansión del marxismo con lo que se ha venido a denominar
"crisis del marxismo". Expresión no inédita,
como ya hemos visto, en anteriores períodos caracterizados
también por una fuerte expansión del marxismo. Simultáneamente,
es la etapa de gran crisis del siglo, pues en ella los análisis
y las perspectivas de los años 1914-1949 se han modificado
sustancialmente como consecuencia de los acontecimientos sobrevenidos
en los tres sectores del mundo. Los autores no se proponen ninguna
conclusión cronológica de este último período.
Su propósito es acabar la obra con un examen de la situación
del marxismo en su nueva fase pluralista y policéntrica. Paralelamente,
pretenden esclarecer la naturaleza de los distintos tipos de problemas
con los que hoy se enfrenta el análisis marxista y las diversas
escuelas y corrientes del marxismo de hoy.
Las divisiones cronológicas señaladas no se limitan
a definir la narración -es decir, la estructura de los acontecimientos
de la exposición histórica-, sino también su
esquema analítico. Por ello, para Hobsbawn, el valor de la
obra no se ha logrado por una acumulación o una síntesis
de informaciones, sino por la formulación y la solución
de algunos problemas. En consecuencia, según Hobsbawn, los
lectores de la obra estarán en condiciones de formularse preguntas
del tipo de: a) ¿Cómo ha interpretado el marxismo las
complejas transformaciones del mundo? ¿Cómo ha desarrollado
estrategias, formas de organización, etc., capaces de abrir
camino a las transformaciones revolucionarias que habían sido
el objetivo de Marx o a otros objetivos planteados por otros marxistas?
c) Donde ha vencido, ¿de qué modo la revolución
se ha dedicado a la edificación de nuevos sistemas sociales
de tipo socialista? Es obvio que, en la medida que tales preguntas
constituyen la formulación de problemas reales suscitados por
el desarrollo histórico, su génesis y desarrollo sólo
es comprensible científicamente si se aplican la metodología
y las categorías del materialismo histórico. Y es que
los problemas analíticos y políticos que los marxistas
se han planteado nacen exclusivamente -salvo los suscitados en términos
muy genéricos y abstractos- en el contexto de situaciones históricas
concretas y en el ámbito de tales situaciones se resuelven.
De ahí que, como muy justamente señala Hobsbawn, el
análisis marxista esté constituido por una constante
y recíproca relación entre doctrinas y experiencias
del pasado y situaciones presentes, relación en la que cada
una influye en la otra.
Conclusión provisional
A juzgar por los seis volúmenes aparecidos en su versión
castellana -a los que está limitada esta reseña-, la
"Historia del marxismo", dirigida por Hobsbawn y su equipo,
constituye el intento más ambicioso y riguroso de presentar
al lector occidental un panorama completo del desarrollo histórico
del marxismo. Y ello no en abstracto, siguiendo meramente el desarrollo
inmanente de las ideas -aunque también integrándolas,
ya que en la obra se recogen tanto las polémicas internas del
marxismo como las sostenidas con sus adversarios-, sino en su constante
vinculación con el movimiento obrero y en el contexto global
del desarrollo histórico internacional. Por otra parte, la
diversidad y calidad de los distintos especialistas que han participado
en la elaboración de la obra constituye, sin duda, una conjunción
óptima de pensadores marxistas sin precedentes en la realización
de semejantes tareas. Además, aunque predominan en ella los
teóricos marxistas occidentales -anglosajones, italianos y
franceses-, no faltan tampoco representantes de Europa Oriental: húngaros,
checos, polacos, etc. La exclusión de autores soviéticos,
de esta primera mitad de la obra, suponemos que no se debe tanto a
consideraciones apriorísticas como a la dificultad real que
para engranar su colaboración suponen las actuales líneas
de desarrollo de la investigación marxista de los soviéticos.
Aunque es difícil emitir un juicio definitivo, sin conocer
la totalidad de la obra, la "Historia del marxismo", editada
en España por Bruguera, resulta comparativamente muy superior
a todas las editadas en nuestro país. Teniendo en cuenta las
consideraciones con que iniciamos este trabajo, por su método
histórico-analítico, sólo es parangonable con
la "Historia del marxismo contemporáneo", dirigida
por Aldo Zanardo, que quedó incompleta en su publicación
por la editorial Avance, de Barcelona Sin embargo, las historias del
marxismo de Vranicki, Zanardo y Hobsbawn -las dos últimas producto
de un colectivo de especialistas- no son las únicas editadas
en España. Sin ostentar esa denominación formal, las
precedieron las ediciones de "El Marxismo, su historia en
documentos" (5), de Iring
Fetscher, e "Investigaciones sobre la historia del marxismo"
(6), de Valentino Gerratana. El trabajo
de Fetscher no es de elaboración, sino de selección
y presentación de textos. La obra está dividida en tres
tomos: uno dedicado a ideología/filosofía, otro a economía
y el tercero a sociología/política. Fetscher ha utilizado
un criterio de selección amplio, ya que considera marxistas
no sólo a los autores que militan en un partido que se autodefine
como marxista o a quienes colaboran en su prensa, sino también
a pensadores que, a pesar de su independencia de partido -como Herbert
Marcuse-, han aportado elementos esenciales para la reconsideración
del marxismo. Así los autores son muy variados y, a través
de sus textos, proporcionan una idea adecuada de la rqueza teórica
del marxismo. Empero no se puede considerar a la obra de Fetscher
como una estricta historia del marxismo, sino como una antología
de textos marxistas adecuadamente sistematizados. La obra de Gerratana
responde a otra concepción, método y finalidad. Se trata
de un libro constituido por la conjunción de ocho ensayos en
los que se analizan temas tan variados como los de Rousseau y Marx;
marxismo y darwinismo; interpretaciones del antiDühring; acerca
de la "fortuna" de Labriola, Lenin y la desacralización
del Estado; problemas teóricos del "capitalismo de transición"
y acerca del comienzo histórico de la sociedad socialista.
La perspectiva que adopta Gerratana es la de la hipótesis de
un marxismo en movimiento. Y que no sólo se mueve por no ser
reducible a dogma inmóvil, sino porque se trata de un marxismo
cuyo movimiento constituye el aspecto esencial y conformador de su
naturaleza misma. Esta perspectiva epistemológica permite a
Gerratana profundizar en la relación marxistamovimiento obrero
sin incurrir en falacias ideológicas. Sin embargo,consti-tuyendo
una obra muy interesante y útil, las investigaciones de Gerratana
no llegan a alcanzar la amplitud y profundidad que han obtenido Hobsbawn
y su equipo.
La última historia del marxismo que se ha publicado en España
ha sido "Las principales corrientes del marxismo. Su nacimiento,
desarrollo y disolución", de Leszek Kolakowski (7).
Se trata de una obra en tres volúmenes, de la que ya se han
publicado dos en castellano. El primero -dedicado a "Los fundadores"-
trata de los orígenes de la dialéctica, el joven Marx,
las fuerzas motrices del proceso histórico, las leyes del capitalismo,
etc. El segundo volumen -"La edad de oro':- estudia el marxismo
de la II Internacional, la polémica en torno al revisionismo,
el pensamiento de Lafargue, Sorel y Labriola, el automarxismo, Plejanov
y el leninismo, etc. El tercero -"La crisis"-,
todavía por aparecer. en castellano, describe la evolución
del marxismo desde el stalinismo y el trotskismo hasta el revisionismo
yugoslavo, la nueva izquierda y el pensamiento de Mao, pasando por
las teorías de Gramsci, Lukács y la escuela de Frankfurt.
La finalidad de tal obra, del actual profesor de Oxford, es explícitamente
la de servir de manual de marxismo. Por su desarrollo temático,
guarda cierta semejanza con la obra de Vranicki, pero es mucho más
pesimista en las conclusiones. Es, sobre todo, útil para quienes
deseen profundizar en el conocimiento de la aportación eslava
al desarrollo del marxismo. Sin embargo, no alcanza la profundidad
y diversidad analítica de la obra que reseñamos.
Como conclusión de este periplo por el marxismo y su historia,
se impone el convencimiento de que la supuesta "crisis del marxismo"
no es una crisis de la fecundidad de su pensamiento -cuya riqueza
creadora no cesa de incrementarse-, sino, en todo i caso, la de determinadas
estrategias revolucionarias o ciertos modelos de sociedad socialista
-muy condicionados por su carácter precursor- que no agotan
el marxismo.
NOTAS
(1) Eric J. Hobsbawn y otros: "Historia
del marxismo". Editorial Bruguera. Barcelona (de los doce volúmenes
previstos, se han publicado seis: de octubre de 1979 a octubre de
1981).
(2) Predarg Vranicki: "Historia
del marxismo". En dos volúmenes. Colección Agora
de la editorial Sígueme. Salamanca, 1977.
(3) Aldo Zanardo y otros: "Historia
del marxismo contemporáneo". Prevista en cuatro volúmenes.
Editorial Avance. Barcelona, 1976. '
(4) G. D. H. Cole: "Historia
del pensamiento socialista". Edición en siete volúmenes.
Fondo de Cultura Económica. México, 1959.
(5) Iring Fetscher: "El marxismo,
su historia en documentos". Edición en tres volúmenes.
Editorial ZERO-ZYX. BilbaoMadrid, 1973-1974.
(6) Valentino Gerratana: "Investigaciones
sobre la historia del marxismo". Edición en dos volúmenes.
Ediciones Grijalbo. Barcelona, 1975.
(7) Leszek Kolakowski: "Las
principales corrientes del marxismo. Su nacimiento, desarrollo y disolución".
I) Los precursores. II) La edad de oro. Alianza Universidad. Madrid,
1980-1982.
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